Qué Pasa si Conduces con el Turbo Averiado
Ignorar una falla en el turbocargador puede traer consecuencias graves para tu motor y tu bolsillo. Aquí te explicamos por qué no debes conducir con el turbo dañado:
1. Daños al motor
Un turbo roto puede enviar fragmentos metálicos o aceite al motor, causando daños internos costosos o incluso una falla total del motor.
2. Aumento del consumo de combustible
Sin la presión adecuada del turbo, el motor compensa quemando más gasolina o diésel, lo que afecta tu economía.
3. Fugas de aceite
Un turbo averiado puede tener fugas que contaminan el sistema de admisión, el escape o incluso el catalizador.
4. Contaminación y humo excesivo
La combustión ineficiente por un turbo dañado produce emisiones elevadas y humo oscuro, lo que puede generar multas o fallos en verificación vehicular.
5. Riesgo de quedar varado
Si el turbo falla por completo mientras conduces, el vehículo puede perder potencia repentinamente, dejándote varado en plena vía.
Recomendación:
Ante cualquier sospecha de fallo, evita seguir usando el auto y llévalo a un taller especializado en turbocargadores para una inspección profesional.

